“Estaba paseando tranquilamente por la calle cuando un
amigo me saludó. Al estar mirando hacia otro lado, no me di cuenta que tenía un
escalón en frente y acabé en el suelo. Mi amigo vino corriendo a levantarme y
me ofreció llevarme al hospital. Le dije que no se preocupara, que estaba bien,
y conduje como pude hasta casa. Una vez allí, me tomé un paracetamol y me
acosté. A la mañana siguiente no podía soportar el dolor, por lo que mi mujer
decidió llevarme al hospital.”
Al día
siguiente, viendo que no mejoraba, fue al hospital donde le diagnosticaron una
luxación en el hombro izquierdo. Allí se la redujeron y lo inmovilizaron.
Posteriormente, le establecieron unos ejercicios para hacer en casa y se le
derivó a Rehabilitación. Ricardo, quién además tiene diabetes y
obesidad, no puede ir a natación como hacía habitualmente.
“Esto de no poder ir a la piscina me está matando, no
aguanto quieto ni un momento. Mi mujer siempre se queja de eso. Encima no puedo
peinarme, vestirme, jugar con mis nietas, ni hacer lo que más me gusta del
mundo; cocinar.”
Al mes del
incidente, el paciente acude al fisioterapeuta, quién le realiza un examen
físico en el que valora su estado articular, existiendo una limitación en el
arco articular del hombro, una atrofia muscular y una alteración de las
actividades que realiza habitualmente.
“Algunas de las actividades básicas de la
vida diaria están afectadas”.
El caso de
Ricardo según la CIF sería el siguiente: Caso de Ricardo.
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